Nuestro cuerpo y su composición celular determina el proceso de envejecimiento natural, que gracias a la autofagia logra desechar restos de células acumuladas. Existe un gen llamado AMPK que se activa para inducir el proceso de la autofagia, aunque éste normalmente se activa cuando los niveles de energía celular son bajos.
En base a esto, biólogos de la Universidad de California descubrieron que al activar el gen AMPK reducía el envejecimiento de órganos, sin importar cualquiera que fuese, la interconexión de los mismos permitía “controlar remotamente” el proceso antienvejecimiento en los órganos clave. David Walker, investigador y profesor compartió una pequeña introducción del descubrimiento:
Hemos demostrado que cuando activamos el gen en el intestino o el sistema nervioso, vemos como se ralentiza el proceso de envejecimiento más allá del sistema de órganos en los que se activa el gen.
Lo interesante se concretó se dieron cuenta que no sólo ralentizaba el envejecimiento mediante la autofagia exclusivamente en el órgano que se activó el gen, sino que el efecto se daba en un par de órganos – intestino y cerebro. Desconocen si el resto de los órganos igualmente se benefician de igual manera.
Trabajando con moscas de fruta - las cuales se consideran como buen modelo para el estudio del envejecimiento en humanos - encontraron que al activar dicho gen en su intestino el tiempo de vida aumentaba un 30%, permitiéndoles vivir hasta ocho semanas en lugar de seis, como es natural.
En los humanos, el AMPK no se activa con regularidad y mucho menos en un alto nivel. Es por ello que, a expensas de los resultados de la investigación, los biólogos se hicieron a la idea de evitar el estudio de diversas enfermedades relacionadas con el envejecimiento la acumulación y acumulación de desechos celulares. Consideran que es mejor intervenir en el proceso de envejecimiento y aprovechar los beneficios de la autofagia.
En vez del estudio de enfermedades relacionadas con el envejecimiento – como Parkinson, Alzheimer , cáncer, derrames cerebrales, cardiovasculares, diabetes, etc. – una por una, creemos que es posible intervenir en el proceso de envejecimiento, y retrasar la aparición de muchas de estas enfermedades.
Los investigadores son realistas, considerando que deberían pasar algunos años estudiando a detalle el descubrimiento, pero no descartan que en algunos años sea posible reducir el envejecimiento y hacer frente a las enfermedades neurodegenerativas, relacionadas con este proceso natural.
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15 de septiembre de 2014- -
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