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Cuando la edad no es un obstáculo para estudiar

  • Cuando la edad no es un obstáculo para estudiar

    Una mañana de enero de 2004, Kimani Maruge se puso por primera vez su uniforme escolar y caminó hasta la Escuela Kapkenduiywo, en Eldoret, al oeste de Kenia. Era uno de los favorecidos por una nueva ley que prometía educación para todos en su país. Tres meses más tarde, aprobó con excelentes calificaciones sus primeros exámenes de inglés y matemáticas; era sin duda uno de los mejores estudiantes de primer grado. Durante el recreo, salía a divertirse con sus compañeros y, a veces, se cruzaba en el pasillo con dos de sus nietos. Kimani tenía 84 años y se había convertido en la persona más anciana del mundo en iniciar la escuela primaria.

     

    Con una paciencia sin límites, este jornalero que luchó contra la colonización británica y fue torturado como prisionero de guerra, atendía a los periodistas que no tardaron en abarrotar su aldea y posaba orgulloso ante los fotógrafos con su certificado del Libro Guinness de los Récords. Además, fue la imagen de una campaña de la ONU para promover la educación universal y gratuita.

    Como Kimani, muchas personas deciden emprender o terminar sus estudios en edad avanzada. ¿Quién dice que los años impiden perseguir los sueños no cumplidos en la juventud? Motivados por el interés de aprender, por la cantidad de tiempo disponible o para aprovechar las oportunidades que la vida les ofrece, cada vez son más los ancianos que asisten orgullosos al colegio o a la universidad.

    La abuela Ma Xiuxian de 102 años sorprendió al mundo en 2010 cuando asistió a clases en una pequeña escuela en la provincia china de Shandong, tras ser invitada por una profesora que había leído una entrevista, donde la anciana aseguraba que esa era su mayor ilusión.

    Con la ayuda de un audífono y una gran lupa, Ma escuchó atentamente las lecciones y compartió con un grupo de pequeños de primer grado. La anciana, que desde los 13 años había tenido que trabajar en una fábrica de algodón y tuvo que sacrificarse para darle una vida mejor a sus nueve hijos, siempre fue consciente de la importancia de la educación y no cabía de la dicha al ver su sueño hecho realidad.

    Si bien es cierto que con el pasar de los años la memoria inmediata comienza a disminuir, al incorporar nuevos conocimientos, o al menos intentarlo, se ejercita la mente, activando las conexiones entre las neuronas. Esto permite fortalecer el cerebro y puede ayudar a prevenir enfermedades como la demencia, al tiempo que ayuda a reducir la depresión en los ancianos, mejorando su calidad de vida.

    Aunque los seres humanos experimentan un deterioro físico y mental a medida que envejecen, está demostrado que la facultad de adquirir nuevos conocimientos permanece prácticamente intacta. Mientras el crecimiento físico alcanza su punto máximo alrededor de los 30 años, el desarrollo mental parece no tener límites. Por eso, es cada vez más común ver adultos mayores en las aulas universitarias.

    A sus 97 años, el australiano Allan Stewart batió su propio récord como el graduado universitario más viejo del mundo. En 2006 había logrado la hazaña al recibirse de la carrera de Derecho, luego de haber trabajado toda su vida como dentista. Seis años más tarde, con un título en Ciencias clínicas y medicina complementaria, el longevo estudiante obtuvo su cuarto diploma universitario y superó su marca.

    En ese entonces, tras ser consultado sobre su elevada capacidad para estudiar, Allan se limitó a atribuir su proeza al hecho de mantener su cuerpo y mente sanos, y a su necesidad permanente de aprender.

    Cuanto más se ejercita el cerebro, mayor es su desarrollo. Por eso, estudiar constantemente debe volverse parte de la vida. Regresar al salón de clases, no solo mejora la capacidad mental de los ancianos: la posibilidad de relacionarse con otras personas y entablar amistades intergeneracionales tiene un impacto tremendamente positivo en su vida. Además, su ejemplo puede inspirar a las nuevas generaciones, al demostrar que nunca es tarde para empezar y que la edad no es un obstáculo cuando se trata de perseguir los sueños.

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