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Plaza España

• Publicado por Valeria Guzman 13 de noviembre de 2015 - Temas Libres para todos los miembros de la Comunidad InterUniversidades.com: tu opinión, tu impresión, tu historia... Viajes - 879 visitas

  Mendoza es una de esas ciudades a las que vamos y nos enamoramos profundamente. Por muchas razones. La naturaleza es una de ella. La posibilidad de ver de fondo de cualquier paisaje la Cordillera de los Andes es un atractivo que no muchos lugares de hecho muy poco, pueden brindar al turista desprevenido o al habitante de las tierras.

  Así es como vamos caminando por Mendoza y a cada paso sentimos la presencia imponente de un gigante nevado en las cimas como un anciano siempre presente que nos guía en el camino.

  

  Los viñedos a los pies de las montañas hacen también lo suyo por la composición perfecta del escenario que se tiñe de ocres dependiendo de la época de la cosecha, sino son los colores del vino los que se mezclan con las hojas verdes oscuras de las parras.

  Y mientras vamos recorriendo los caminos del vino, las calles humildes y angostas, sentimos ese aroma tan particular a las uvas, a las edades mas tiernas del vino, esa bebida que hizo crecer a todo un pueblo que antes solo era un desierto y que a partir del deshielo de las cimas de laCordillera se fue convirtiendo en ele hermoso valle que es hoy, como un oasis en medio del desierto y ya no mas como una zona árida sino demostrando toda la riqueza de la tierra, de los frutos, que permiten desarrollar toda una industria que hace crecer, que hace bailar, que hace festejar y agradece eso que cae del cielo hasta la tierra y que liego se cosecha en forma de racimos.

  Esa es una razón mas que suficiente para querer quedarnos por siempre en Mendoza, pues qué mas se puede necesitar que un lindo paisaje, un buen aroma, un vino lo suficientemente añejado para el paladar.

  Sin embargo hay muchas otras razones, la gastronomía podría ser una entera y bastar. Pero mas allá de los placeres del paladar es importante señalar que Mendoza tiene además de los encantos naturales una organización urbana tan prolija, coqueta y encantadora que muchas otras ciudades envidiarían.

  Basta con recorrer sus plazas para darnos cuenta de una planificación conocida como la Ciudad Nueva de 1863 que fue diseñada luego de un terremoto y que tiene como punto central a la Plaza Independencia, que es la plaza principal, y cuatro plazas que equidistan de ella.

  Una de esas plazas es la Plaza España que se encuentra a solo pasos de la Independencia y a una cuadra de la Avenida San Martín.

  Así como la Plaza Italia es un homenaje a la cultura de la comunidad italiana que llegó al país en una de la solas inmigratorias, la PlazaEspaña es el mismo intento de celebrar ese pasado en el que llegaron al país numerosos trabajadores españoles con la esperanza de encontrar un lugar donde poder vivir, donde poder construir una vida y sin saberlo construyeron mucho mas que eso: construyeron una nación entera a la par que los nativos, que los otros inmigrantes italianos y árabes en su gran mayoría.,

  La Plaza España es entonces uno de los homenajes de Mendoza hacia esas comunidades. Su diseño hace referencia directa los espacios de las plazas de España ya que en el centro de halla una fuente principal, típica de los patios españoles

  En el fondo se puede observar un monumento representativo de la fraternidad argentino española con frisos conmemorativos creado por el escultor Luis Bartolomé Somoza, que donó a nuestro país la colectividad.

  La Plaza España es uno de los lugares más admirados por turistas y mendocinos debido a la incorporación de Las mayólicas y pisos relucientes, la fuente central, el monumento y la arboleda.

  Esta plaza, que esta rodeada por las calles España, Montevideo, 9 de Julio y San Lorenzo, es un símbolo de fraternidad tal como loa segura el monumento emplazado en ella, pero también de respeto por la cultura de los pueblos que ayudaron a conformar la Nación que tenemos ahora. es a su vez, la reafirmación del carácter solidario y generoso del pueblo argentino que siempre recibe con los brazos abiertos a todos los hombres del mundo.