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Reunimos a los políglotas para que nos den sus mejores consejos

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    Un “hiperpolíglota” es aquella persona que hablan a la perfección más de seis idiomas. 

                                      

    Nadie tiene muy claro cuántos idiomas existen en el mundo pero se cree que, al menos, hay en torno a 6.500 lenguas distintas. Hasta hace muy poco tiempo la inmensa mayoría de los mortales se conformaba con hablar una de ellas, aquella que aprendían de niños y les servía para comunicarse con su entorno. 

    Hoy cada vez hay más personas que hablan dos lenguas (en Europa la mayoría de jóvenes conocen la suya propia y, al menos, chapurrean algo de inglés) y no es raro encontrar a gente que habla tres lenguas. Menos habitual es encontrar a personas que hablan de forma fluida cuatro idiomas, y no digamos una decena de ellos, algo que para muchos de nosotros resulta absolutamente inconcebible.

    Pero hay personas que han dedicado su vida por y para los idiomas, traductores y profesores (por lo general, ambas cosas al mismo tiempo), que pueden cambiar de un idioma a otro como el que cambia de camisa, para entablar conversaciones fluidas y perfectamente inteligibles. Personas que han perdido definitivamente su acento nativo. Los verdaderos ciudadanos de la torre de Babel, que Richard Hudson, profesor emérito de Lingüística del University College de London, bautizó como HIPERPOLIGLOTAS, un título reservado para aquellas personas que hablan a la perfección más de seis idiomas.

    ¿Cuántas lenguas puede llegar a aprender una persona? Aunque hay gente que asegura hablar 50 idiomas, la mayoría de poliglotas afirman que el máximo número de lenguas que una persona puede manejar de forma avanzada está entre 20 y 30. Unas cifras, en cualquier caso, sobrecogedoras.

    Está claro que no todos tenemos el tiempo ni la necesidad de hablar decenas de lenguas, pero los consejos para aprender idiomas de los que sí lo hacen pueden sernos de gran ayuda para aprender de una vez inglés, francés o alemán, y multiplicar así no sólo nuestra empleabilidad, también nuestra riqueza personal.

     

    1. Ten un objetivo claro

     

    El británico Richard Simcott está considerado uno de los mayores políglotas de la actualidad. Habla en torno a veinte idiomas con soltura, algo que es especialmente sorprendente teniendo en cuenta que aún no ha cumplido 30 años.

    En su opinión, una de las claves para aprender un idioma reside en tener claro para que quieres aprenderlo. Simcott es asesor lingüístico y cada nueva lengua significa una nueva oportunidad de trabajo, pero hay muchas otras razones convincentes para animarnos a aprender un idioma: poder relacionarnos con amigos, familiares o amores; poder desenvolvernos cuando nos mudamos a un nuevo país; acceder a nuevas oportunidades formativas...

    Esto parece una obviedad, pero Simcott insiste en que es imposible aprender un idioma de verdad si lo hacemos sólo porque “suena bien”, una razón que, asegura, argumenta mucha más gente de la que podríamos pensar. Para aprender bien un idioma es necesario estudiarlo de forma intensa día tras día y esto no es sencillo. Es por ello que la motivación es un pilar fundamental.

     

    2 . No tengas miedo a equivocarte

     

    El británico Matthew Youlden, habla nueve lenguas fluidamente y entiende casi una docena más. Aprendió su primer idioma extranjero, el griego, con ocho años, y sólo porque le parecía algo divertido que hacer con su hermano gemelo Michael (que es también hiperpolíglota). En su opinión, empezar a estudiar idiomas de niño fue algo fundamental, pues aprendió una de las normas fundamentales: no cortarse a la hora de hablar un nuevo idioma por miedo a hacerlo mal.

    En su opinión, la hipótesis de que los niños son intrínsecamente mejores aprendiendo que los adultos es un mito, pero determinadas actitudes típicamente infantiles son básicas en el aprendizaje de idiomas: falta de conciencia de uno mismo (en el sentido de estatus social), el deseo de jugar en la lengua y la disposición a cometer errores.

    Youlden tiene claro que aprendemos a base de equivocarnos y es necesario que estemos preparados a ponernos a nosotros mismos en situaciones potencialmente embarazosas. “Esto puede dar un poco de miedo, pero es la única manera de desarrollarse y mejorar”, asegura. ”No importa cuándo estudies, nunca hablarás un idioma si no te pones a ti mismo en esa situación: háblales a extranjeros en su idioma, pregunta direcciones, pide la comida, intenta hacer chistes. Cuantas más veces lo hagas, mayor será tu zona de confort y mayor será la facilidad con la que te enfrentarás a nuevas situaciones”.

     

    3. Sumérgete de lleno en el idioma que estás aprendiendo

     
    Ioannis Ikonomou. (CE)
    Ioannis Ikonomou. (CE)
     

    Cuando se le pide a un poliglota un sólo consejo para aprender idiomas su respuesta suele ser siempre la misma: “haz todo lo posible por vivir toda tu vida en el idioma que estás aprendiendo”. La inmersión lingüística es la mejor herramienta para aprender de forma rápida y eficaz un idioma.

    Ioannis Ikonomou (Grecia, 1964) es uno de los 1.750 traductores que emplea la Comisión Europea, pero el único capaz de hablar 32 idiomas diferentes, quince de ellos a nivel bilingüe. Tal como explicó en una entrevista con El Mundo, “si quieres aprender una lengua lo mejor es enamorarte de toda su cultura, desde su historia hasta su gastronomía, cine o música pop, por cursi u hortera que sea”. Una pretensión que llevó a Ikonomou a viajar por todo el mundo y cambiar por completo su vida: abrazó el islam y se hizo vegetariano estricto.

    Quizás no haya que llegar a los extremos de Ikonomou, pero como explica su colega Youlden, lo importante para aprender un idioma es practicar todos los días. “Yo tiendo a querer absorber cuanto más mejor desde el principio, de manera que, si estoy aprendiendo algo, lo llevo al extremo e intento usarlo a lo largo del día”, asegura el profesor de idiomas. “Conforme la semana avanza, intento pensar en ese idioma, intento escribirlo e incluso me hablo a mí mismo en ese idioma. Para mí, en realidad, todo consiste en poner en práctica lo que sea que estés aprendiendo, ya sea escribiendo un email, hablando contigo mismo, escuchando música u oyendo la radio. Rodearte y sumergirte en la cultura del idioma que estás aprendiendo es extremadamente importante”.

     

    4. Viaja mucho

     

    Es cierto que se pueden aprender los rudimentos de un idioma desde cualquier parte –máxime hoy en día, con la cantidad de oferta formativa existente–, pero viajar sigue siendo la mejor forma de estudiar idiomas, pues sólo así nos obligaremos a hablar otras lenguas.

    Especialmente inspiradora es la historia de Bebby Lewis, un irlandés que, desde 2003, es capaz de hablar de forma fluida siete idiomas, algo increíble teniendo en cuenta que con 20 años sólo conocía su lengua materna, el inglés. En el colegio Lewis había estudiado gaélico y alemán, pero no llegó a hablar bien ninguna de ambas lenguas. 

    No fue hasta que viajó a nuestro país tras finalizar sus estudios universitarios cuando descubrió que, para aprender idiomas, lo importante es meterte de lleno en la lengua que estás aprendiendosin tener miedo a equivocarse. Teniendo esto claro aprendió español, luego se mudó a Italia y aprendió italiano, y lo mismo hizo en Francia, Brasil, Alemania, Bélgica, Holanda y China, cuyos idiomas maneja a la perfección.

     

    5. Aprende a memorizar

    Heinrich Schliemann.
    Heinrich Schliemann.
     

    El millonario prusiano Heinrich Schliemann (Alemania, 1822 – Italia, 1890) fue uno de los más grandes arqueólogos de la historia y es conocido, principalmente, por ser el descubridor de las ruinas de Troya. Pero, además, fue uno de los primeros hiperpolíglotas en un tiempo en que el dominio de 15 idiomas (un hito que alcanzó con 33 años) era especialmente extraordinario.

    "Hablar contigo mismo en un idioma es una buena manera de practicar si no tienes a nadie más con quién hacerlo"

    En su libro de memorias, Schliemann explica el particular método que utilizó, primero para aprender inglés y, después, el resto de lenguas: “Consiste en leer muchos textos en voz alta, en no hacer traducciones, dedicar una hora diaria para hacer redacciones sobre temas de nuestro interés y corregir éstas con la ayuda de un profesor, para posteriormente aprenderlos de memoria y recitarlos en la próxima clase de idiomas. Para conseguir cuanto antes una buena pronunciación acudía dos veces por semana a una misa en inglés y repetía para mí, en voz baja, el sermón del cura”.

                                             

    Schliemann se aprendía frecuentemente hasta veinte páginas de un libro de memoria para recitárselo luego a sus profesores. Hoy sabemos que la repetición constante de algo no es la mejor forma de memorizar, lo que no quiere decir que la memoria no sea esencial para el aprendizaje de idiomas. Ramón Campeyo, campeón del mundo de memoria rápida y también destacado políglota –dice poder defenderse en 15 idiomas–, aprender el vocabulario de un idioma es el primer paso necesario para conocer éste: “Vamos a suponer que has adquirido un vocabulario de cerca de 1.000 palabras; siempre que no se salga de esas palabras, vas a entender a un nativo. Sin ningún problema”.

    Como averiguó Schielemann, si no es posible hablar el idioma con alguien que lo maneje bien, lo mejor que podemos hacer para aprenderlo es hablarnos a nosotros mismos, un consejo que también recoge Youlden: “A lo mejor parecerá que estás loco, pero, en realidad, hablar contigo mismo en un idioma es una buena manera de practicar si no tienes a nadie más con quien hacerlo.”

     

    6. Aprende a conservar lo aprendido

     

    Al igual que ocurre cuando aprendes a tocar instrumentos musicales, cuantos más idiomas conoces más fácil es aprender los siguientes. Los idiomas provienen de familias lingüísticas comunes y comparten entre ellos numerosas similitudes que facilitan el aprendizaje posterior de idiomas con orígenes compartidos. Dicho esto, tras aprender a hablar un idioma con soltura es necesario seguir practicándolo si no queremos que se nos olvide.

    Vladimir Skultety es eslovaco, pero vivió en Estados Unidos y Austria siendo todavía muy pequeño, lo que le permitió hablar tres idiomas antes de la adolescencia. Hoy es un destacado políglota que habla con fluidez 8 idiomas, pero tiene los pies en el suelo. En su opinión, hay mucho fantasma en el mundo de los políglotas que dice manejar 30 idiomas sólo porque en algún momento ha aprendido a hablarlos. En su opinión, saber manejar más de 20 idiomas al final de la vida es algo extremadamente excepcional, pues para hablar bien un idioma es necesario seguir practicando este después de aprendido.

    “Mantener el conocimiento de un idioma es extremadamente importante y se convierte en algo crucial cuando ya has aprendido 5 o 6”, explica Skultety en una entrevista en el sitio The Polyglot Dream. “Si no realizas un esfuerzo diario por mantenerlos contigo empezarás a perder tus habilidades muy rápido”.

    El profesor trata de hacer uso de todos los idiomas que conoce a diario, leyendo libros, escuchando podcasts y mezclándolos de todas las maneras posibles. “Imagina que tengo una presentación al día siguiente sobre la economía taiwanesa, en vez de leer sobre ella en chino, leo sobre ella en español”, explica. Desde luego la constancia no es una habilidad que falte en los políglotas.

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