El físico alemán, una de las grandes mentes del siglo XX, dejó por escrito su “Teoría de la Felicidad” a modo de propina. Sí, han leído bien, como propina. Albert Einstein se encontraba de gira en 1922 dando conferencias por Japón. Ya sabía que él era el ganador del Premio Nobel de Física, pero no pudo acudir a la ceremonia de entrega de premios en Estocolmo.
Einstein estaba hospedado en el Hotel Imperial de Tokio cuando un cartero fue a entregarle un mensaje. No se sabe a ciencia cierta si el mensajero japonés declinó una propina económica o si el físico no disponía de monedas en ese momento, pero lo cierto es que quiso agradecerle su servicio entregándole dos manuscritos que según el físico alemán en un futuro próximo esos escritos tendrían un alto valor monetario.
Aquellos dos papeles con la firma de Einstein contenían su receta para llegar a la felicidad en alemán. Una era la fórmula antes expuesta en una hoja estampada con el logotipo del hotel, el cual decía: «La calma y una vida modesta trae más felicidad que la persecución del éxito combinado con agitación constante». Mientras que el otro texto era más escueto en un papel en blanco: “Cuando hay voluntad, hay camino”.
El heredero de aquel mensajero, que prefiere mantener el anonimato, cuenta como Einstein le avisó de que guardara los manuscritos. “Tal vez si tienes suerte, esas notas serán mucho más valiosas que una simple propina” , le dijo Einstein, Casi un siglo después, el presagio se probó en 2017.
La casa de subasta Winner’s Auctions de Jerusalén. Subasto los dos manuscritos, los cuales se vendieron en US$1.560.000. Las ofertas ganadoras por las dos notas superaron todas las expectativas de los organizadores de la subasta, que informaron de que el ganador fue un ciudadano europeo que pidió que se guardara su anonimato.
13 de julio de 2020- -
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